Pedro Hidalgo: “El nuestro es un buen futuro”

Pedro Hidalgo: “El nuestro es un buen futuro”

Aún sorprendido se mostró el Ingeniero del Año 2019, Pedro Hidalgo Oyanedel, a días de haber recibido este galardón, en la cena de gala del XII Congreso Anual de AICE, que este año se trasladó a Antofagasta.

Y no es falsa modestia, ya que confiesa que “no esperaba una cosa así y tampoco de la AICE, que es un organismo creado por los ingenieros estructurales más ligados a edificios y menos a construcciones industriales”. Y es que si bien en su última etapa como profesor en la Pontificia Universidad Católica de Chile estuvo dedicado a estudiar los edificios chilenos, durante los últimos 20 años se ha ligado fuertemente a las estructuras industriales. “Entonces yo sé que la actividad industrial no es la que se organizó para fundar la AICE y, en ese sentido, han ido incorporándose, pero la AICE la dominan los ingenieros estructurales de edificios, área en la que hace mucho tiempo que no trabajo”, dice.

Por otra parte, demuestra mucha gratitud hacia sus exalumnos que se acuerdan de él por su pasado en la PUC, recordando las palabras que la directora María Jesús Aguilar dio en la Cena de Gala, y también las de su amigo Tomás Guendelman. “Muchos de mis alumnos siguieron el área de edificación, hay varios que están en el directorio de la AICE que fueron alumnos míos, pasando por su primer presidente: Rodrigo Mujica”, menciona.

A su juicio, no sabe si es merecedor de este premio: “Yo tengo otros candidatos que perfectamente podrían haber sido elegidos aun dentro del campo industrial. Así que no sé si es merecido o no, yo lo he discutido con muchas personas y me han dicho: no, por todas estas razones tú eres el indicado. Me convencen en parte, pero uno siempre cree que hay alguien mejor, yo se lo hubiese dado a Ramón Montecinos, porque dentro del campo industrial es muy destacado en el área industrial, lo respeto y lo admiro mucho, yo se lo habría dado a él”.

Usted tuvo una extensa carrera en la academia.

Yo enseñaba en la Católica, en las carreras de ingeniería y arquitectura. Además de hacer clases me dedicaba a la investigación, labores esenciales de un profesor de jornada completa. De mis 41 años que ejercí como profesor en la universidad, los primeros 26 fueron dedicados exclusivamente a la docencia e investigación, con casi inexistente actividad profesional. En el año 89 fui invitado por la empresa ARA a integrarme como revisor sísmico, lo cual desarrollé por 15 años en base a muy pocas horas a la semana, no eran más de 10, entonces tenía una actividad profesional muy marginal. Al final, fue un poco más progresivo a medida que se acercaba mi retiro de la universidad, pero nunca fue media ni un cuarto de jornada. Y cuando me retiré de la universidad, por la edad, que en ese tiempo era muy estricto, me integré a tiempo completo a ARA, eso fue a mediados de 2004 y de ahí llevo 15 años a tiempo completo en esto.

¿Qué destaca de los ámbitos en los que se ha desempeñado durante su trayectoria?

El tiempo en la universidad es un tiempo distinto, el punto más fuerte es la docencia y ahí me tocó tener muchos alumnos y la oportunidad de enseñarles muchas cosas, muy básicas dentro de la ingeniería estructural. Durante los últimos 25 años tuve una actividad bastante fuerte en investigación y me dediqué a estudiar el comportamiento sísmico de los edificios chilenos, tanto de albañilería como de hormigón armado.

¿Y qué diferencias puede ver entre el llamado edificio chileno y las estructuras industriales?

La diferencia es que en el campo industrial la actividad es mucho más diversificada, los conceptos fundamentales son mucho más importantes, porque prácticamente la actividad de edificios pasó a ser uno de muchos casos que uno ve en la parte industrial, pero los conceptos fundamentales son los mismos, en cambio el área industrial es una actividad bastante distinta y muy diversa. Uno ve muchas cosas, muchas estructuras que son diferentes y yo diría que en los primeros años, todas las semanas me tocaba ver algo que no había visto nunca. Entonces es una actividad, en ese sentido, donde los conceptos fundamentales de ingeniería estructural , ingeniería sismorresistente se pueden aplicar a cosas muy diversas.

¿Se ha sentido más desafiado en el área industrial?

Yo creo que es más desafiante la vida industrial. Esto va muy ligado a que nosotros hemos tenido dos terremotos muy importantes, el de 1985 y 2010. El 85 fue prácticamente mirar edificios, pero el 2010 fue prácticamente puras estructuras industriales.

Ahí uno aprende y tiene la oportunidad de ver los resultados sísmicos, es una oportunidad única y yo pude ver mucho comportamiento de edificios el 85 y mucho comportamiento de estructuras industriales el 2010, entonces he tenido la posibilidad de aprender más en esos momentos y eso es lo que marca mi actividad.

También ha tenido una importante actividad en comités de normas.

Junto a ello, me tocó participar hasta el año 96 en la Norma NCh433 de Diseño Sísmico de Edificios y después del año 96 me tocó participar en la norma industrial NCh2369, cuya primera publicación fue el 2003, y en este instante estamos estudiando la segunda versión.

En esas instancias es donde uno vacía la experiencia: yo participé en el diseño sísmico de edificios hasta la norma del año 96 y prácticamente hasta ese momento estamos tratando de plasmar lo que habíamos aprendido con el terremoto del 85, pero no me ha tocado con el terremoto del 2010, porque ya no me dediqué a edificios.

Ahora estamos en la etapa de revisión de la norma y aplicando lo que aprendimos el 2010 en una nueva versión de la norma industrial.

En el XII Congreso Anual de AICE, usted comentó que es importante la participación de la academia en estos grupos, porque hace la investigación para las normas y cuando el conocimiento está estancado es desde la academia donde surge el nuevo conocimiento.

Debiera surgir de ahí y surge para los edificios, pero no para las estructuras industriales. Lo que pasa es que todas las instituciones que entregan dinero para la investigación, tradicionalmente la han dado para el caso de edificios, pero no para casos de estructuras industriales, es decir, los problemas que nosotros tenemos que resolver en estructuras industriales no son apoyados por la investigación universitaria. No hay nadie que les financie eso, porque el gobierno, a través de Conicyt, dice: bueno, si ustedes tienen un problema con estructuras industriales que lo financie el privado, pero el privado tampoco tiene una organización ni un fondo para apoyar la investigación en estructuras industriales.

La academia está más orientada a la parte de edificios y esto ha sido siempre así, porque el Estado se preocupa por el bienestar de las personas, ya que la mayoría de las personas habita en edificios y ellas son los que sufren el problema con los terremotos. En cambio, la parte industrial es campo de los privados, pero ellos no tienen la organización para desarrollar la investigación que a veces se requiere para modificar las normas.

En ese sentido, ¿es importante que las normas sean hechas por profesionales activos?

En los comités de norma debería haber una mezcla, entre ingenieros más dedicados a la academia y otros a la práctica. Hay un teorema básico, usted no puede producir una norma, que la práctica no esté de acuerdo con ella, por eso en los comités de norma tienen que haber representantes importantes de la práctica, porque si saca una norma que la gente de la práctica no va a ocupar, esta dejó de ser norma.

Le puedo mencionar algunos ejemplos del mundo de normas que ha estudiado la academia solamente y que la práctica ha rechazado. Pero no solo tiene que ser gente de la práctica, tiene que estar la parte fundamental de la gente que viene de la academia, porque ellos aportan los conceptos fundamentales, en el fondo, tiene que que haber un esfuerzo conjunto. En todos los países sísmicos del mundo, Chile, EE. UU., Nueva Zelanda, Japón, el desarrollo normativo no puede darse de forma divorciada.

¿Y es posible que la academia ayude de alguna forma?

Hay muchos problemas en los que la academia podría ayudar, hoy existen mecanismos, por ejemplo, las universidades tienen programas de perfeccionamiento o actualización para profesionales, que vienen del campo profesional y muchos del campo industrial, entonces hay muchos problemas que hoy día se podrían resolver con temas de investigación a través de las tesis que hacen estas personas, que no existían anteriormente, porque no estaban estos programas orientados a profesionales.

Hoy hay un nicho en el que se podría generar ese conocimiento, es distinto. Y de hecho hay profesores que están en el campo industrial y están usando esto, están produciendo excelente trabajo en ese sentido, pero en la norma y en la discusión actual de la norma NCh2369 si queremos saber algo o tomar una decisión un poco más informada, son los mismos ingenieros que van a esa norma, los que están proveyendo el material, pero es una investigación de corto plazo, acotada. Sería ideal que alguno de estos problemas pudieran ser resueltos más profundamente y eso ¿quiénes lo pueden hacer? Los profesores profesionales que enseñan a profesionales. Hoy día tenemos esa posibilidad, porque hay que reconocer que la academia generalmente no recibe fondos para esto.

Relación con las universidades

¿Cómo ve la preparación de los nuevos ingenieros estructurales?

Hay otro punto que es bien importante, el producto de la universidad es el profesional, este profesional es el que va a las oficinas y la academia no puede desentenderse de la calidad del producto que ellos están entregando. Para ello se necesita una relación entre la academia y la profesión.

Algo que es obvio, pero que debiera ser natural, es que la academia y la profesión, es decir la AICE y las universidades tuvieran un contacto, por último para que las universidades pudieran preguntar ¿cómo son los ingenieros estructurales que producimos?, ¿ustedes notan alguna diferencia?, ¿vamos a hacer estos cambios, están de acuerdo o no? Ese vínculo hace falta. Desde que salí de la universidad, nunca me han llamado para saber cómo son sus ingenieros que llegan a la oficina en que trabajo, nunca en 15 años.

Además, los ingenieros recién egresados tienen que pasar por un período de aprendizaje dentro de las empresas, ellos no van a llegar a dirigir inmediatamente un proyecto, eso ha pasado siempre, las universidades no preparan a un ingeniero para que salga y se ponga a producir, lo prepara para que sepa bien los conceptos, pero esa persona se demora todavía en empezar a producir, entonces tiene que pasar un período, 4, 5 o 6 años en que está aprendiendo y ahí él va a realmente a producir; la materia prima, la formación es realmente importante.

Desde su experiencia, ¿qué se viene para el futuro en términos de ingeniería estructural?

El nuestro es un buen futuro, porque tenemos un socio activo que es el terremoto, que nos permite no desviarnos y que estemos haciendo bien las cosas. Nos está vigilando constantemente, de tal manera que nuestro futuro está, en el fondo, guiado por alguien que nos cuida, pero eso pasa en Chile no más, no sucede en otras partes.

En ese sentido, tenemos esa gran suerte. Siempre estamos aprendiendo y las normas están avanzando y están tratando de dar un paso adelante y de hacer las cosas mejor que como se hacían antes. Este campo es complicado y difícil, no salimos usualmente en los diarios, solo en los terremotos, ahí se acuerdan de nosotros, hacemos la labor en forma silenciosa, pero veo un futuro que es bonito y hay un campo, porque los edificios e instalaciones industriales se construyen en Chile y van inexorablemente a sufrir los efectos de los terremotos chilenos. De su comportamiento en estos terremotos severos nosotros hemos aprendido y seguiremos aprendiendo. Permanentemente estamos tratando de implementar las cosas que hemos aprendido, en ese sentido, el futuro es un buen futuro para esta disciplina.

Nosotros trabajamos con algo que es más predictible, podemos hacer modelos, no lo sabemos todo, pero es mucho mejor trabajar en la ingeniería estructural, que en la economía de un país, entonces es más bonito, aprendemos más, tenemos más seguridad, la gente nos respeta más y si nos dejan de respetar, viene un temblor y nos respetan de nuevo, es un recordatorio constante. El terremoto del 60 pasó cuando yo era alumno, he tenido el terremoto del 60, del 85 y del 2010, no creo que haya personas con más suerte que las que hemos vivido estos tres terremotos, porque nos ha dado la posibilidad de aprender mucho, porque una cosa es lo que uno aprende en la universidad y otra cosa es lo que uno aprende con el tiempo afuera, de tal manera que eso es muy importante.

¿Y cómo evalúa la incorporación de las tecnologías en su ámbito?

No trabajo en ellas, pero se usan en la medida que los clientes están dispuestos a pagar por ellas. Esas tecnologías están ahí por si uno las necesita, porque hay ocasiones en que no podemos resolver el problema desde el punto de vista tradicional y allí es donde podemos recurrir a las tecnologías más modernas.

Hasta ahora, las tecnologías modernas se han aplicado en forma limitada, porque la forma tradicional ha sido capaz de dar respuesta a lo que se pide. Pero las tecnologías modernas están ahí y se emplean, en la medida que nosotros tengamos que recurrir a ellas. Nuestros diseños tienen que cumplir ciertos objetivos de desempeño. Si el diseño tradicional no los puede garantizar debemos recurrir al uso de las tecnologías de protección sísmica más sofisticada.

¿Y cuál es su opinión sobre la instrumentación de estructuras?

Instrumentación es algo que ojalá nosotros tuviéramos en nuestras estructuras, pero hay que comprar y mantener los instrumentos y eso cuesta dinero.Y esta mantención no debe descuidarse ya que no se sabe cuándo va a venir el terremoto. Lo importante es que cuando venga el terremoto todo el sistema de instrumentación esté operando.

La instrumentación es muy importante, tanto a nivel de terreno, como de edificio. A nivel de edificio porque nos permite mejorar nuestros modelos, nosotros trabajamos con una ficción de la estructura (modelo), que se tiene que parecer a la realidad y la forma de verificar que el modelo es correcto es que en un terremoto tomemos los registros, tanto del suelo como del edificio, y podamos decir: nuestro modelo nos da los mismos resultados de lo que pasó, por consiguiente nuestros modelos son correctos. Es una forma más avanzada de decir que nuestros modelos son correctos que llegar y ver el comportamiento de un edificio y decir no se cayó nada de lo que estoy viendo, así que nuestros modelos están bien.

En el futuro va a haber instrumentación. Esta es a dos niveles: de suelo, ya que nosotros necesitamos captar el movimiento del suelo, porque esa es nuestro dato de entrada, sin el movimiento del suelo no tenemos norma, no tenemos nada. Eso lo necesitamos y después la instrumentación de los edificios, porque eso mejora nuestros modelos, pero partimos de la base y, afortunadamente, en Chile tenemos muchos registros de sismos fuertes, pero eso es porque hay gente y universidades que han invertido en tener esa información y eso es muy importante, porque sin eso nosotros no podemos construir para arriba.

¿Qué mensaje podría darle a los nuevos profesionales de esta disciplina?

Yo les diría que la ingeniería estructural, a mi juicio, es la más bonita de las ingenierías, porque los modelos funcionan relativamente bien, es decir, todo lo que usted utiliza está reflejando en buena forma cómo es en la realidad. Y la ingeniería es eso, es resolver un problema a través de un procedimiento simple, por medio de modelos. Hay muchos campos de la ingeniería, pero en el que usted puede ver mejor reflejado eso es en el estructural, o sea es donde va a desarrollar en mejor forma su conocimiento como ingeniero.

Si usted se va a dedicar a ser gerente y ganar dinero, por supuesto que este no es el campo y muchos ingenieros, la gran mayoría, van a un puesto de gerencia en el que están ganando dinero, pero la parte más bonita de la ingeniería es estar en la práctica. Yo tengo 80 años y he sido muy afortunado de haber estado toda mi vida ligado a la parte real y no en un puesto de gerente, claro que pago un buen precio por eso, ya que los sueldos son más bajos, pero si a usted le gusta la ingeniería y quiere desarrollarse en la ingeniería, no hay otro campo donde tenga la posibilidad de estar usando modelos que usted sabe que funcionan.

Dentro de esta oficina hay gente que lleva muchos años y que se enfrentan a la duda de ¿qué hago?, ¿sigo en la ingeniería o me voy al gerenciamiento? Entonces todo depende de qué es lo que a usted le gusta y claro, tiene que pagar un precio por su decisión. Muchas veces el ingeniero debe optar entre ganar más dinero y alejarse del ejercicio de lo que aprendió en su disciplina, o permanecer en la práctica de su profesión en el mismo campo para el que se preparó en la universidad.