Cristián Delporte: «Si caminamos juntos, avanzamos»

Cristián Delporte: «Si caminamos juntos, avanzamos»

Ya termina mi período de dos años como presidente de AICE. Soplarán nuevos vientos y yo soplaré también, con todas mis fuerzas, porque estoy convencido de que esta asociación vale la pena, porque estamos justo en el punto de arranque, ese momento en que la historia, que iba para un lado, súbitamente cambia su curso y las cosas toman vuelo. Así es que, como les digo, soplaré y soplaré con todas mis fuerzas desde el honorífico cargo de past president.

Entonces, queridos amigos y colegas, esta no es realmente una despedida, es la oportunidad de continuar en movimiento. Necesitamos la nueva energía que todos ustedes están dedicando a la asociación y la suma de miradas distintas para abrir cada vez más espacios y oportunidades para que AICE sea el referente que aspiramos en materia de cálculo estructural, construcción y diseño de edificios.

Después de la crisis, nos levantamos nuevamente y es tiempo de que nuestra profesión nos una y nos haga enfrentar los innumerables desafíos que tenemos por delante como gremio. Hay tanto por hacer y necesitamos dar un paso más. Y para allá vamos, créanme.

El año 2017 anhelé que ingenieros e instituciones de todo el mundo nos tomaran como referente y nos preguntaran cómo lo hacemos, que nuestros asociados sean llamados desde todo el globo para dar certezas a gobernantes y habitantes.

Y por muy utópico que esto sonara, hoy estamos un poco más cerca de ese objetivo. Ejemplo de esto es lo obtenido en Costa Rica, donde fuimos invitados por el Instituto de la Construcción a participar en un encuentro con países de América Latina y el Caribe para discutir el Código Modelo Sísmico. Con ello, nos estamos empezando a perfilar como una voz válida. Por ahora en el continente ya no somos unos desconocidos. Tenemos cosas que proponer y hay otros allá afuera que quieren escucharlas.

Nos llena de orgullo también haber logrado como equipo un aumento del 36% en el número de socios entre 2017 a la fecha. Nos costó; sin embargo, podemos interpretar que esto fue el resultado del trabajo bien hecho: organización de eventos, de reuniones, de conversatorios, charlas, además de una buena dosis de envío de correos electrónicos y de llamadas de teléfono. Como ya ven: dio frutos

Asimismo, quiero destacar el aumento constante en la participación de las mujeres en nuestra asociación. En 2016 había ocho socias activas; hoy ya contamos con 18, es decir, más que duplicamos el número, lo cual indica el alto interés por estar involucradas fuertemente en el rubro. Es necesario mencionar la gran iniciativa de este grupo de ingenieras, y me refiero a la participación en Ingeniosas, que AICE apoyó.

Esto no ha sido de un día para otro, llevamos 20 años en este camino, pero ahora sabemos que depende de nosotros. Si caminamos juntos, avanzamos. En Costa Rica encabezamos la discusión y hay dos socios que están participando activamente en los comités de índice y de desempeño para generar un código modelo continental, de una iniciativa mayúscula para los países de este lado del mundo y que lleva demasiado tiempo pendiente.

Por eso quiero agradecer públicamente a Ian Watt y a Jorge Carvallo, quienes presiden el Subcomité Desarrollo del Índice del Código Modelo y Subcomité Objetivos de Desempeño para Edificaciones, respectivamente. Ambos asumieron esta responsabilidad con gran entusiasmo y dedicación en un valioso trabajo de colaboración y de transferencia de conocimiento. También aplaudo a todos quienes han aportado sus ideas y sugerencias. Me da gusto ver cómo este código ha provocado el interés de muchos ingenieros por integrarse a la asociación. Claro, esta normativa común nos afecta directamente, ¿cómo íbamos a quedarnos fuera de su redacción?

Es por ello que este 2019 estamos listos para dictar un diplomado, una serie de cursos sistematizados a lo largo de un semestre, en torno a la metodología de diseño de desempeño, acreditado por AICE y con certificación. Estoy seguro de que ese sello timbrado en el CV de cada uno de nosotros cobrará cada vez más peso y nos distinguirá entre la masa de calculistas. Indicará que sabemos cómo se hacen las cosas y estará validado por nuestros pares. Qué mejor.

Creo que es muy relevante que hayamos logrado posicionarnos en el sector de la construcción. Hoy participamos activamente en las reuniones de directorios del Instituto de la Construcción y llevamos una voz muy cantante. Se nos escucha. Creo que es de vital importancia participar y hacer valer nuestra opinión porque tenemos tanto que aportar en el desarrollo de normas y estándares estructurales. Como dije antes, nos queda mucho camino por recorrer, pero ya comenzamos.

Por eso convoco a los dirigentes y directores de las asociaciones e instituciones hermanas, y me refiero al ICH, ICHA, Achisina, Colegios de Ingenieros a seguir trabajando en conjunto y a unir fuerzas en pos del desarrollo y el fortalecimiento social de la ingeniería estructural.

No puedo terminar estas palabras como presidente sin plantearles a todas y a todos una inquietud personal y, a la vez, profundamente profesional. Me preocupa que las universidades bajen sus mallas curriculares de ingeniería y que un estudiante egresado sin mayores conocimientos sobre el área estructural pueda firmar proyectos. No es el caso de los médicos ni de los abogados. Sé que es un tema conflictivo, no todos pensamos lo mismo, pero no podemos omitirlo, el prestigio de nuestra profesión peligra. Peor aún, vidas humanas pueden estar en riesgo.

Otro tema, y que va en la misma línea, es lo relacionado a la separación que se está provocando entre la academia y la práctica. Hasta hace poco nuestros profesores no solo estaban en la enseñanza, sino que también participaban de la actividad profesional. No quiero desmerecer a los académicos que aportan dedicación exclusiva al avance de la tecnología y a los conocimientos, sino que me refiero a esa unión que nos hizo grandes como ingenieros, tiempos en que nuestros profesores nos mostraban la realidad de las cosas, el funcionamiento del mundo real y nos indicaban el camino a seguir.

Para finalizar, les quiero contar algo que a mí me deja muy optimista respecto de lo que viene. Ya tengo 50 años, o casi, y si bien me queda todavía mucha carrera por ejercer, ya no estoy en esa envidiable línea de los que tienen menos de 30 años y todos los sueños por cumplir. Durante el Congreso del año pasado en las Termas de Jahuel se me acercaron algunos jóvenes con todo el futuro por delante a pedirme algo. Pensé que querrían más espacio para participar, la oportunidad de expresarse o que venían a reclamar por el largo de las ponencias… No, no era nada de eso. Tampoco venían a decirme que no les interesaba nada de lo que hacíamos, lo que por algún momento también temí. Era otra cosa. Venían a pedirme que incorporáramos a los viejos. Querían escuchar la experiencia de los cracks. Conocer sus historias. Aprender de ellos. Admirarlos en vivo y en directo, conocerlos, saludarlos.

Queridos asociados, alimentemos los mitos estructurales. Reforcemos nuestros cimientos para lanzarnos al futuro. Queramos esta profesión. Tenemos tanto para dar.