La educación es el mejor camino para no repetir la historia

La educación es el mejor camino para no repetir la historia

Por María Jesús Aguilar, directora de AICE.

El actual escenario del “estallido social” me ha hecho reflexionar mucho acerca de cómo poder evitar esta situación en el futuro. Estoy convencida de que la educación es la mejor solución. Sé que es de largo plazo, pero si lo hacemos bien y empezamos hoy, no repetiremos la historia en el futuro.

En mi opinión, quienes hoy en día están saqueando, quemando o haciendo destrozos son adultos que desde niños han sido vulnerados. No se han hecho cargo de sus problemas ni el Estado ni nosotros como sociedad. Fueron niños que seguramente vivieron condiciones de pobreza social, económica, educacional y valórica. Niños solos desde la mañana hasta el anochecer, porque sus padres trabajaban todo el día por un sueldo que no da para pagar un cuidado, o hijos de padres con alguna adicción que, muy probablemente, fueron violentados física y/o psicológicamente. Niños que vivieron en hacinamiento, pues sus padres no pudieron acceder a casa propia. Niños con problemas mentales a causa de tanta vulneración. Niños, ahora adultos, que han crecido con mucho resentimiento y rabia a los cuales no se les puede pedir empatía por la sociedad, pues esta los olvidó.

Si esos niños hubieran tenido el “privilegio” de acceder a una educación de calidad tal vez hoy habrían buscado otras soluciones a sus demandas. En mi caso, tuve la fortuna de haber tenido condiciones favorables en la vida, sin las cuales podría ser una más de esas personas tan juzgadas por hacer destrozos.

Mi primera condición favorable en la vida es haber nacido en una familia donde el respeto y el amor son valores fundamentales, a pesar de haber sido una familia de padres separados y escasos recursos.

Siguiendo con las condiciones favorables, fui una alumna relativamente obediente y razonable, por lo que calcé perfectamente en el perfil de educación del país. Mi madre, a pesar de no haber tenido la misma fortuna mía o de mis hermanos, siempre nos convenció y exigió cumplir nuestra única responsabilidad de niños: jugar y estudiar. Siempre asistiendo a colegios y liceos municipales, pues el dinero no alcanzaba para más, tuve la fortuna de tener profesores muy destacados, realmente con vocación, que veían en mí a una niña muy inquieta y la potenciaban.

Todas estas condiciones hicieron que mi “destino” no fuera tan desolador como el de probablemente la gran mayoría de mis vecinos. Así logré llegar a la universidad y ya más madura, valorar y aprovechar a cada profesor que tuve.

Puedo destacar a uno de entre muchos y es el profesor Pedro Hidalgo Oyanedel, Ingeniero Destacado del Año 2019. AICE otorga este premio cada año como un merecimiento a la trayectoria en el campo de la ingeniería estructural y en esta ocasión tuve la fortuna de hacer entrega del premio a mi profesor. ¡Imagínense qué orgullo! “Don Pedro”, un académico querido y admirado por todos sus alumnos.

No me queda claro si los profesores logran dimensionar lo importante que son en el desarrollo de sus alumnos, no solo en la parte académica, sino que en la valórica también. Sus acciones y sus comentarios calan hondo en la formación de los estudiantes, son modelo a seguir permanentemente.

Es por esto que doy gracias a todos los docentes del país y a personas relacionadas con la educación, en especial a mis exprofesores, que sin tener una retribución económica acorde a la importancia de su “responsabilidad” hacen todo lo que esté a su alcance por entregar lo mejor de ellos para el desarrollo de las nuevas generaciones.

Creo que esta es la clave, invertir en educación, educación gratuita y de calidad para todos y desde la cuna. En el mediano plazo, los bebés de ahora serán niños que enseñen a sus padres menos afortunados desde el amor. Si hoy comenzamos a enseñar historia, educación cívica, educación sexual, respeto por los demás, por los animales, por la naturaleza, a reciclar, a reutilizar, a cuidar los recursos, etc., no habrá diferencia entre niños con o sin fortuna, seremos todos “privilegiados” y evitaremos que se repita la historia.

Por lo mismo, invito a todos los lectores a que estemos atentos, es nuestro deber hacernos responsables como sociedad de elegir a los políticos que vayan en sintonía con nuestras ideas, con nuestras necesidades personales y con las necesidades de la sociedad.