22 Sep 2021 Homenaje a Manuel Ruz
Por Francisco Ruz, gerente general de RyV Ingenieros.
Hay personas que no son fácilmente clasificables, que definitivamente rompen todos los patrones conocidos y que, desde su sencillez, nos invitan a repensar la forma como llevamos a cabo nuestras vidas. Una de ellas es Manuel Ruz Jorquera.
Hombre cálido, generoso y humilde, Manuel se caracterizó siempre por ser la excepción a la regla. No sólo por ser una persona extremadamente talentosa, sino que porque a ese talento se le sumaba una habilidad para compartir con todos y todas, desde la calma y la horizontalidad.
Su vida no estuvo exenta de dificultades. A sus 21 años sufrió la repentina muerte de sus padres en un trágico accidente en Brasil, lo que lo llevó a hacerse cargo de sus hermanos menores, constituyéndose en un referente y una guía para todos ellos. Ese rol de “papá” lo mantuvo hasta su partida, convirtiendo en tradición los almuerzos familiares cada fin de semana, donde se juntaban al menos unas 30 personas.
Una vez egresado del Instituto Nacional, terminó sus estudios en su querida Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile, donde adquirió una formación que lo marcaría a lo largo de su vida profesional. Posteriormente, trabajó en la Municipalidad de Santiago, donde, a través del Área de Desarrollo Social, creó diversas plataformas informáticas que por muchos años sirvieron de base para las ayudas brindadas a la comunidad por el municipio; y en el Banco del Estado, donde siempre destacó por su desempeño profesional, ética, creatividad, valores y una visión de futuro. Disfrutaba creando sistemas informáticos que ayudaran al desarrollo de las personas y cultivando su habilidad e interés por la innovación y tecnología.
Sus inicios en la mecánica de suelos comenzó con la instalación de estanques de agua potable en zonas rurales. Para ello viajaba en bus a lo largo de todo Chile durante la noche, colocando avisos en la radio para conseguirse calicateros y regresando raudo a retomar sus labores en Santiago.
Es en el año 1992 cuando decidió dar el gran paso y formar con Patricia, su esposa, la empresa RyV Ingenieros. Por muchos años su trabajo se iniciaba a las 5:00 de la mañana y terminaba a altas horas de la noche. En sus inicios, eran solo tres personas que con creatividad, esfuerzo, compromiso, lograron instalar la gran oficina que tenemos hoy, contando con un equipo de cerca de 80 personas. Cómo no recordar cuando ideó un sistema eléctrico que cortaba la luz al término del horario laboral, para que nadie trabajara después de la jornada y promover el bienestar familiar.
Manuel era así. Siempre tuvo un pensamiento que descolocaba al común de las personas. Con una visión práctica y extraordinaria, logró destacarse profesionalmente y ser ampliamente reconocido por sus pares. Así, desde su simpleza y cercanía, participó en los muchos comités de normas chilenas, proyectos públicos y directorios. Desinteresadamente, siempre quiso aportar a la ingeniería chilena, llevando al límite la palabra ingeniería con su ingenio en los proyectos. También aportó con sus conocimientos a través de la docencia.
En pocas palabras, Manuel es un ejemplo de esfuerzo, humildad, creatividad y visión de futuro. Siempre con alegría y un muy buen sentido del humor, fue capaz de mantener y profundizar un espíritu hacia el trabajo siempre desde el buen trato.
Como algunos deben saber, el año 2015 le detectaron un cáncer. Contra todo pronóstico, lo abordó de la mejor manera posible, asumiendo ese tiempo extra como un regalo de la vida. Hace dos meses ese tiempo se acabó y su fallecimiento produce una sensación muy extraña. Si bien nos embarga una profunda tristeza, su huella nos invita a recordarlo desde el afecto y en paz. El gran desafío es mantener y profundizar este legado.