Cristián Farías: «Chile debería ser un país líder en el mundo en preparación frente a terremotos»

Cristián Farías: «Chile debería ser un país líder en el mundo en preparación frente a terremotos»

Sin embargo, no lo es, considera el doctor en Geofísica Cristián Farías, quien hace una reflexión sobre lo que aún falta para liderar en prevención y mitigación de desastres como terremotos.

Varios son los aprendizajes obtenidos después del megaterremoto que afectó a Chile el 27 de febrero de 2010 y que impactó al país dejando 521 personas fallecidas, de las cuales 156 fueron a causa del maremoto, y otras 25 desaparecidas.

“Se entendió que existía una necesidad muy importante de monitorear el país las 24 horas del día y los siete días de la semana, que la investigación es importante en este tipo de fenómenos, que sí o sí nos van a seguir pegando y que vamos a tener que aprender cómo convivir con fenómenos como los terremotos y otros”, comenta Cristián Farías, doctor en Geofísica de la Universidad de Bonn, Alemania, y director del Depto. de Obras Civiles y Geología de la Universidad Católica de Temuco.

Desde dicha ciudad, se da el tiempo de analizar las lecciones y también da cuenta de lo que no hemos aprendido como país, lo que evidencia continuamente a través de sus columnas en el diario La Tercera y en su cuenta de Twitter.

Se han visto cambios a nivel institucional.

La Onemi ha avanzado un montón, ahora está funcionando de muy buena manera, pero eso no es visto por el público todavía, existe un problema de comunicación severo, todavía tenemos un problema de que las políticas públicas no hablan con la ciencia. Entonces, cuando quieres hablar de planificación territorial para poder ser más resilientes, no hablas con la ciencia realmente.

Sin embargo, una de las grandes cosas que surgieron luego de terremoto de 2010 y de otros cuantos fenómenos también fue la creación de esta Comisión Nacional para la Resiliencia frente a Desastres de Origen Natural (Creden), que concluyó con la creación del primer Instituto para la Resiliencia ante Desastres (ITReND), lanzado en 2019. Ven que en realidad tenemos que aprender a hacernos preventivos, más que reactivos como hemos sido todo este tiempo, que hay mucho trabajo en materia de cultura que es necesario hacer, que se debe potenciar la investigación y todos esos temas que son importantes.

¿Es posible decir que tenemos un mejor sistema de emergencias?

Se ha avanzado en comparación a cómo estábamos parados en 2010, claro que tenemos un sistema de emergencias mejor que antes. Ahora si estás en una zona costera y hay un terremoto, se va a activar una alarma de inmediato y van a llegar mensajes a los teléfonos, antes eso no pasaba. En efecto, hay avances, pero aún tenemos una gran deuda de cómo generas medidas de prevención y conciencia en las personas acerca de dónde estamos parados, cómo consigues regular el mercado inmobiliario para no construir en zonas que sabes que estarán expuestas a amenazas de origen natural, esos son temas muy complejos que hay que tomar de aquí en adelante.

A su juicio, ¿qué materias están pendientes?

Todavía no hemos tomado conciencia de lo que es vivir con el riesgo, cuando vas a zonas costeras se ve un patrón muy similar: las personas que saben qué hacer en caso de un terremoto, que es básicamente correr hacia los cerros rápidamente. Quienes toman medidas de autocuidado son los que tenían antepasados en la zona o han vivido toda su vida ahí, de tal manera que la tradición oral les pesa, pero las personas que no son de ahí son muchas ahora y no tienen esa conciencia. El otro día le preguntaban a las personas qué pasa si el volcán hace erupción, y contestaban ‘bueno, agarro el auto y me voy’, y si haces eso vas a generar un taco en 30 segundos y vas a tapar las vías de escape para las personas que lo necesitan más, y vamos a generar un desastre, porque no sabremos exactamente qué hacer.

Es cierto que la Onemi ha avanzado un montón y hay una mayor articulación entre las distintas entidades del Estado, pero es al momento de responder donde estamos fallando mucho, porque necesitas que la gente tenga conciencia de a qué se expone, que sepa qué hacer si está en Viña del Mar y se enfrenta a la amenaza de un tsunami hoy en un día de verano, esa comprensión no existe.

También como Chile tiene una economía tan precaria en muchos sentidos, en algunas partes, en las ciudades costeras dicen bueno, vamos a hacer turismo y cuando tú les dices que su zona de desarrollo urbanístico está en plena zona de inundación de un tsunami, lo primero que querrá hacer el alcalde es decirte que te calles, porque eso va a ahuyentar al turista. Seguimos creyendo como sociedad que hablar de lo que puede pasar es básicamente ser un pájaro de mal agüero.

Hay falta de prevención…

Hay falta de todo: de cultura, de que tengamos claramente la educación en terremotos en el currículum escolar, con gente que sepa, en el manejo comunicacional, si bien hay gente que ha hecho cosas los últimos años, todavía vas a ver a un conductor de noticias hablando de grados Richter cuando nadie usa eso en la vida científica, porque está mal dicho, pero lo van a decir igual, y van a empezar a hablar del epicentro, y eso no es lo relevante, habla de cualquier cosa que no es del terremoto, porque ni siquiera sabe lo básico, y eso es terrible, porque si hay un lugar del mundo donde la población general debería saber mucho acerca de qué tipo de terremotos tiene, es Chile, y no estamos a la altura todavía.

¿Cuál es el rol de los científicos en ese escenario?

No estamos siendo capaces de poner en el tapete a los científicos que saben de este tema. Si nosotros no somos capaces de poner al científico en la vista del público, el público no va a entender por qué es importante su rol. Imagínate que Chile gasta el 1% de su PIB al año en promedio para recuperarse de desastres de distinto tipo. Sin embargo, el gasto en ciencia y tecnología, que te puede ayudar a generar medidas de prevención y a ver cómo un terremoto impacta menos, es del 0,38% del PIB, entonces Chile gasta casi 3 veces lo que se investiga en reconstruir y reconstruye mal, más encima. Entonces esos son problemas, porque yo sé que en algún momento va a ocurrir el terremoto, qué hace uno como sociedad para estar bien parado frente a un terremoto, para que no sea tan dañino, para que las personas no mueran, para que el tsumani no termine devastando zonas donde hay muchos habitantes. Toda esa investigación que existe y se hace, no se conoce mucho o queda parada, porque no hay muchos fondos para hacer ciencia, entonces eso es un problema bastante serio y algo que debemos trabajar como chilenos.

No estamos entendiendo la necesidad de tener a investigadores que pueden ayudar a que las personas se sientan más seguras también.

En ese sentido, ¿educación es un gran tema pendiente?

El terremoto del 2010 desnudó todas las falencias que teníamos. Nos gusta decir que somos un país que estamos bien parados frente a un terremoto, y es verdad, si uno se pone a pensar: la norma de construcción sismorresistente chilena es súper buena. Si tienes el mismo terremoto del Maule en otros países del mundo, es una catástrofe enorme, porque se caen todos, acá no nos pasa, porque nuestros edificios están mejor construidos; sin embargo, los desafíos están del lado de la comunicación, de hacernos cargo de cómo gestionamos mejor los riesgos de desastres, qué hacemos en términos preventivos, cómo llegamos a consensos de dónde construir o no construir, porque si vamos a desarrollar industrias, tienes que ponerlas en algún lago, dónde la vas a poner, cómo vas a generar medidas de mitigación si la pones en un lugar muy expuesto al tsunami.

Se debe difundir más la ciencia.

Claro, difundir cosas tan fáciles como por qué nuestra norma de construcción sismorresistente es buena, por qué no se nos caen los edificios durante los terremotos, entender que eso en un contexto mundial es raro; entender también que no es que todo sea malo en Chile ni mucho menos, pero son desafíos que hay que tomar en cuenta, porque si ya vives en un país donde ocurren terremotos muy seguido, con tsunamis importantes, Chile debería no solamente ser un país que esté bien parado frente a eso, debería ser un líder en el mundo y eso es lo que todavía no somos. Para poder llegar allá, necesitamos invertir mucho más en educación, en comunicación, en divulgación científica, en financiar las ciencias, eso es super importante hoy, y no solo con los terremotos, eso se extrapola a distintas amenazas naturales: Chile es un país que está sufriendo mucho por la escasez de agua y vamos a seguir sufriendo mucho por eso.

¿Qué es necesario para hacer ese cambio hacia una visión país?

Primero, tiene que ser política pública, que no dependa de si el gobierno de turno quiso o no hacer algo, que perdure en el tiempo, cuando hablo de financiar la ciencia, que Chile llegue a gastar el 1% del PIB, por lo menos, en los próximos años debería ser una cosa de Estado, no debería depender de quién será presidente o presidenta en los próximos años, pero no se hace, tenemos ministerio de Ciencias, pero aún no contamos con financiamiento.

La parte cultura va un poco de la mano, en la medida que tienes buenas investigaciones -que las tenemos, por cierto-, y las vas poniendo en el tapete público, la gente se empieza a dar cuenta de que realmente tienes personas muy buenas, muy capaces, y en las cuales puedes confiar. Esas cosas cambian la visión, porque después ya empiezas a conversar sobre estos temas.

Es importante que cuando formemos a profesores, ellos también sepan bien de todo esto, y es ahí donde están los desafíos, porque el cambio cultural toma tiempo, pero necesitas empezar desde ya, por último sacándole el lustre a las investigaciones que ya existen y tomándolas en serio.