Estructuras con historia: Obras del Estado

Estructuras con historia: Obras del Estado

Una obra pública es una construcción que tiene como fin acoger distintas actividades y reunir a la comunidad en torno a la cultura, educación, trabajo (oficinas) y religión, entre otras. Tienen el desafío de ser capaces de acercarse a la comunidad y aportar a ella. Con esto en mente y durante la segunda mitad del siglo XIX, el desarrollo de obras públicas comenzó a estar en el centro del debate. En aquellos años, la visión política era que el país necesitaba construirse sobre la base de una ciudadanía civilizada y una nación institucionalmente homogénea, para dar una forma física definitiva, modelando y conectando las diversas geografías del territorio nacional.

La incorporación de los territorios de Tarapacá y Antofagasta tras la Guerra del Pacífico le significó al Estado chileno un considerable aumento en las entradas fiscales a través del impuesto a las exportaciones de salitre. Estos ingresos fueron utilizados por el gobierno de José Manuel Balmaceda para impulsar un ambicioso programa de obras públicas. Posiblemente 1888 sea el año que marca el inicio de la infraestructura moderna del país. Y por moderna entendemos la institucionalización y profesionalización de las obras públicas, adquiriendo un modo más sistemático de trabajo y con una orientación más racional. 

Éstas estuvieron concentradas fundamentalmente en expandir las líneas férreas, impulsando la construcción de importantes obras ferroviarias como el Viaducto del Malleco, y en ampliar la cobertura educacional, construyendo nuevas escuelas públicas en todo el país y en 1889 se fundó el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, que con el tiempo llegaría a ser un importante centro de producción y debate intelectual. Además, como el objetivo era unificar y homogeneizar las instituciones, se crearon planos tipos para escuelas, cárceles, diques, malecones, faros, muelles y otros edificios públicos. 

ESCUELA DE ARTES Y OFICIOS (EAO-UTE-USACH)

Durante la presidencia de Manuel Bulnes, se invirtió una gran cantidad de recursos públicos en educación con el fin de dotar al país de profesionales e intelectuales, necesarios para desarrollar la industria y la cultura de la naciente república. En este contexto se fundaron instituciones como la Universidad de Chile, la Escuela Normal de Preceptores, la Academia de Bellas Artes y la Escuela de Artes y Oficios, fundada en 1949.

Su edificio fue un proyecto del gobierno de José Manuel Balmaceda, quien en 1886 asignó los terrenos ubicados al sur de la Quinta Normal de Agricultura. Las obras fueron dirigidas por el arquitecto Víctor Villanueva y el ingeniero Luis Chardayre y se demoraron siete años hasta su inauguración oficial en 1893. 

La construcción se compone de dos volúmenes de uno y dos pisos, agrupados en torno a patios interiores. La estructura está hecha en albañilería de ladrillos unidos con cal y arena, además de vigas y pilares metálicos. Los techos, ventanas, puertas y pisos fueron fabricados en madera de pino Oregón. Aunque en el conjunto predomina el estilo neoclásico, también es posible observar la influencia de la arquitectura tradicional chilena en los patios, así como la de la arquitectura industrial decimonónica en sus estructuras metálicas. 

En la segunda mitad del siglo XIX, su estabilidad institucional y su contribución al avance industrial permitieron que el reconocimiento a su labor traspasara las fronteras nacionales, convirtiéndose en una de las más importantes de Latinoamérica. Las necesidades técnicas e industriales del país y de los estudiantes que anhelaban una mayor especialización fueron gestando poco a poco la Escuela de Ingenieros Industriales. 

A mediados del siglo XX, durante el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, esta institución pasó a formar parte de la Universidad Técnica del Estado (actual Universidad de Santiago de Chile), encargada de formar profesionales en el área de la ingeniería para apoyar el proyecto industrializador del país. El edificio fue declarado Monumento Histórico en 1986 por su valor patrimonial y arquitectónico.

CENTRO DE JUSTICIA

El Centro de Justicia de Santiago es un complejo arquitectónico que alberga a la totalidad de los tribunales penales que están bajo la jurisdicción de la Corte de Apelaciones de Santiago, además de la Fiscalía Metropolitana Centro Norte y las Defensorías Regionales Metropolitana Norte y Metropolitana Sur. Su construcción se motivó por la Reforma Procesal Penal y como parte del Plan Bicentenario, siendo una de las construcciones más significativas.

Está emplazado en los terrenos que antes pertenecieron a las Fábricas y Maestranzas del Ejército de Chile (FAMAE),​ a un costado de la Autopista Central, la antigua penitenciaría de Santiago y la cárcel Santiago 1. 

El proyecto comprende un conjunto de edificios que se resuelven como un todo unitario. Además, involucra parque, paseo y una plaza cívica, asumiendo un claro compromiso con la ciudad. El proyecto es de una volumetría cúbica, con terminaciones de hormigón visto. En los interiores se combina con madera y piedra, y en el exterior, se conjuga con muros-cortina de aluminio y cristal, que aportan gran luminosidad a los edificios. Para lograr unificar todo el complejo, el proyecto arquitectónico contempló una cubierta metálica en todos los edificios. En el sector del acceso, esta cubierta tiene una altura libre aproximada de 41,50 m y se apoya en sus extremos sobre los edificios de Defensoría y Fiscalía, salvando una distancia de 79 m. Esto planteó un desafío en el diseño estructural, tanto desde el punto de vista de las solicitaciones de viento y sismo, como de la compatibilización entre ambos edificios, debiendo permitir que ambos se deformen y desplacen libremente.

La estructura principal de cada edificio que compone el conjunto, es de hormigón armado a la vista, formada por machones, muros, vigas y losas. La estructura del puente se forma por dos vigas metálicas principales de dirección longitudinal y vigas secundarias transversales. Las vigas principales se materializan con un sistema de brazo elástico externo de 5.50 metros en la sección central, formado por un perfil a nivel de la cubierta y un cable postensado. Se consideran apoyos móviles que permiten rotaciones y traslaciones en todas las direcciones. Para que el puente quede permanentemente centrado entre ambos edificios se adoptó un sistema mecánico consistente en dos bielas articuladas en sus extremos, y vinculadas en el centro del puente por otra biela transversal.

Por otra parte, posee cielos falsos formados por placas de madera aglomerada y cuentan con un sistema de suspensión. Su cara visible es enchapada en mañío. Por último, sus fachadas se materializaron con muros-cortina conformados por carpintería de aluminio y termopaneles de cristal, tanto rectos como inclinados.

Después de más de 10 años de su puesta en servicio, sus instalaciones siguen funcionando como el primer día y, actualmente, es el edificio público más grande y moderno de Latinoamérica.

HOSPITAL DEL SALVADOR

El Hospital del Salvador fue fundado en 1871 para enfrentar la gran mortalidad producida por las epidemias que por aquellos años afectaban a la población de Santiago. En 1872 se colocó la primera piedra en antiguos terrenos del Convento de la Merced, pero su construcción fue postergada debido a problemas económicos y a la Guerra del Pacífico. En el año 1888 se diseñó un nuevo proyecto, siendo autorizada su construcción cuatro años más tarde bajo la dirección del arquitecto Carlos Barroilhet.

La edificación se caracteriza por presentar una gran trama de pabellones separados por patios y unidos por corredores con baldosas de colores. En su frontis exhibe una fachada neoclásica que da paso al núcleo central, la capilla y el segundo patio. Por su valor arquitectónico e importancia para la historia de la salud en nuestro país, en 1985 fueron declarados Monumentos Históricos su fachada principal y el núcleo central del Hospital (patios y capilla). No obstante, el terremoto de ese año y el del 2010 afectaron una parte importante de su estructura. Debido a esto, hoy se desarrolla el nuevo hospital y se restaurarán las edificaciones declaradas monumentos. 

El nuevo conjunto asistencial, que considera más de 170 mil m2, estará compuesto por tres edificios principales de 4 pisos clínicos cada uno, más una cubierta dotada con helipuerto y paneles fotovoltaicos. Tendrá, además, tres subterráneos: el primero para el sistema de aislación sísmica y los otros dos para estacionamientos. De las tres torres, dos corresponden al nuevo Hospital del Salvador, una para hospitalización y otra para atención ambulatoria, mientras que el tercer edificio estará destinado a las nuevas instalaciones del Instituto Nacional de Geriatría. 

Su estructura está compuesta por elementos de hormigón armado, desde sus fundaciones hasta los marcos sismorresistentes que conforman su estructura principal. Como requisito de seguridad adicional que permite mejorar la operatividad del recinto durante un evento sísmico de envergadura, y tal como se contempla en todos los hospitales modernos de nuestro país, se incorpora un sistema de aisladores sísmicos con más de 500 dispositivos.

Para el desarrollo y revisión del proyecto definitivo, se dispuso del modelo BIM que permite la integración tridimensional de los proyectos de arquitectura, estructura y especialidades. Otros puntos a destacar dentro del proyecto son la eficiencia energética y su estructuración modular (modulación estructural de 8×8 metros en todo el edificio) que permitirá a futuro ir adaptando los recintos a las distintas necesidades de funcionamiento.