20 Nov 2023 Guido Cavalla: “La AICE ha permitido compatibilizar la técnica a través de las personas”
Durante 46 años, el Ingeniero del Año 2023 ha participado en el desarrollo de aproximadamente 1.200 proyectos, con 8.5000.000 m2, siendo 780 de ellos edificación en altura. Y como revisor estructural, cuenta en su carrera con cerca de 300 proyectos de edificios y 4.500.000 m2. En esta entrevista, nos cuenta sobre su carrera y, por sobre todo, su lado humano.
Oriundo de Curicó, el ingeniero civil estructural de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Guido Cavalla Paraud, aprendió de sus padres y abuelos el trabajo duro y la simpatía y a ser querido por sus pares.
De hecho, el lado humano fue uno de los aspectos más destacados por sus pares en la cena de premiación, realizada en Majadas de Pirque el 29 de septiembre: su sencillez, su simpatía, el ser buena persona, fueron los conceptos que más se repitieron. Y a ello, se debe agregar el ser buen conversador, aunque él no lo admita. Y es que para la recepción del premio Ingeniero del Año 2023, había preparado unas palabras de agradecimiento en el que agradecía especialmente a su esposa, pero por los nervios se saltó ese párrafo.
Por ello, al momento de realizar esta entrevista. “Quiero agradecer obviamente a mi esposa, mis hijas – sobre todo a mi mujer que me ha tenido tanta paciencia – porque yo he sido súper dedicado a esta cuestión. Le he quitado atención, ahora ya no, ahora me porto bien, pero en los primeros 20 años de profesión yo era un loco que trabajaba de noche y mi señora me veía a oscuras no más”, cuenta riéndose.
Y con su afable tono y sencillez relata: “muchas veces la hacía lesa, porque nos acostábamos y cuando se quedaba dormida, me levantaba a trabajar al comedor y me acostaba antes de que amaneciera para salir de los apuros. La familia es súper importante, es el núcleo, es tu refugio. Al inicio, toda mi familia me decía que era trabajólico y que le dejara pega a los demás, pero yo en cada proyecto tenía un compromiso con mis clientes, en que debía cumplir los plazos comprometidos y desarrollar un proyecto de primera calidad. Nada es gratis. Era mi única herramienta ya que no tenía contactos en Santiago, mi técnica era hacer bien los trabajos y con esfuerzo se fueron generando los contactos y fui conociendo gente que confió en mí en lo profesional y en lo personal. Eso me permitió llegar a donde estoy, no sé dónde es, pero creo que tuve mucha suerte y llegué a un buen lugar”.
A ello se suma la pasión por lo que hace: «En la vida ayuda mucho trabajar en lo que uno ama, y me he dedicado en cuerpo y alma a esta profesión. Agradezco a Dios, la gran capacidad de trabajo que me dio, y que permitiera estar rodeado de socios y colaboradores maravillosos. Sólo no es fácil avanzar», dice.
Además, recuerda a sus padres, que le dieron la posibilidad de estudiar en la universidad, no sin dificultades económicas. “No fue tan complicado, pero no fue fácil, más aún que yo soy el mayor de cinco hermanos y después todos los años se agregaba uno más, al final mi papá no sabía a qué hora trabajar para pagarnos la educación. Eso hizo que yo empezara también a trabajar muy joven, antes de salir de la universidad, usaba todos mis ratos libres en la oficina donde hice la primera práctica y nunca dejé de trabajar hasta que me titulé”, recuerda, refiriéndose a la época entre 1977 y 1979, cuando hacía trabajos part time en la oficina Del Sol, Vogel y Mujica, donde luego fue ingeniero asociado hasta 1985.
Ese año pasó a trabajar en Gonzalo Santolaya y Cía. Ingeniería Estructural, hasta que en 1990, forma la oficina Cavalla Raby López Ingeniería Estructural, conocida hoy como CRL.
¿Qué sintió al saber que era el Ingeniero del Año 2023?
Fue una tremenda emoción y muy sorpresiva. A mí me habían nominado no sé si dos o tres veces antes y me había dado por pagado con eso, para mí era suficiente premio haber sido considerado al menos en dos oportunidades como candidato. La verdad es que nunca he hecho las cosas para obtener premios ni nada, pero fue muy emocionante y enriquecedor, porque el sentirse reconocido por los pares en una profesión tan dura y haber sido reincidente en la nominación, me hizo pensar que detrás de ella había cariño. Y yo soy bien preocupado de la parte humana, de la sensibilidad de las personas, para mí la profesión es un camino para transitar en la vida y eso me emocionó mucho, me dio mucha alegría y fue una tremenda sorpresa, es que no me lo esperaba ni siquiera de casualidad, para nada. Cuando me llamaron, dije: ¿será broma? Y era verdad, así que muy contento.
Historia gremial
Y además en el aniversario de los 25 años de AICE. Usted ha tenido una historia gremial también desde el inicio de la Asociación.
Sí, siempre he sido una persona entusiasta, participativa y colaboradora. En los inicios de la AICE, fui invitado a participar por Rodrigo Mujica, lo que acepté con mucho gusto. No me gusta mucho estar en la cabecera y dirigiendo el pandero, porque no sé si tenga todas las competencias para estar en un cargo como el de presidente, prefiero estar un poquito más en segunda línea, pero eso me entretiene y anima mucho, pues creo que es muy interesante y a la vez un desafío tratar de transmitir las ideas, pensamientos y aspiraciones, propias y de otros colegas y tener la posibilidad de proyectarlas, sobre todo dentro de una asociación con la que yo soñaba que nos uniera y permitiera logros comunes. Cuando era joven, sentía que cada calculista andaba por su lado, incluso algunos creían que su método era el más válido. La AICE permitió que rápidamente y con mucho esfuerzo, se fueran generando criterios comunes, y nos fuéramos conociendo.
¿Cree que la AICE ha servido para tener un criterio común?
Cuando yo comencé a trabajar, unos calculaban con la norma española, otros con la alemana, otros con el ACI, hasta que a través de la AICE finalmente llegamos a un consenso que nos unió. Hoy, creo que nuestra profesión es tremendamente más rica que antes y tú ves la asociación que existe actualmente, tiene muchos frentes de trabajo, que se han ido generando con los años, de a poco usando la base del trabajo de cada período anterior. Porque cuando nosotros partimos, lo hicimos de cero y quienes continuaron en cada una de las siguientes etapas, tenían una base cada vez cada vez más rica y los que vengan después van a tener una base aún mejor. Cada directorio ha dedicado mucho esfuerzo y tiempo para lograr hacer lo que es hoy la AICE. Creo que eso es muy lindo, nos hemos enriquecido muchísimo como profesión.
Varios de los ingenieros que fueron parte del primer directorio destacan que la asociación vino a ordenar el aspecto normativo en las bases para ustedes.
Eso fue lo más importante profesionalmente, el ordenamiento normativo, el generar una sola base normativa para acogerse al diseño con una mirada común y un respeto común. Todos tenemos perfiles distintos en la aplicación de la normativa, a unos les gusta de una manera, a otros de otra, pero dentro del mismo saco, dentro de la misma norma y cuando tú haces una revisión de proyecto, tú no puedes decir “a mí me gusta así», tú tienes que decir “cumple o no cumple”, ¿por qué? Porque la norma que estamos respetando es una norma acordada entre todos y es común a todos, no es representante de una persona ni siquiera de una corriente, entonces eso yo lo considero muy bien.
En ese sentido, no todos los calculistas están en la AICE, ¿cree que los que no están también se amoldan a estos estándares?
Hoy hay una normativa obligatoria, que es ley. Tal vez algunos calculistas que no participan en la AICE porque no tienen tiempo, o simplemente nos les interesa participar, otros están en regiones muy distantes y les complica, o simplemente no se han enterado. Probablemente en Santiago, que es donde estamos nosotros funcionando, un porcentaje importante de los profesionales sí participamos de la Asociación, en un grado más o menos cercano, pero participamos. En cambio, en provincias es más complicado porque ellos están algo desconectados. Además todos los proyectos importantes se desarrollan mayoritariamente en Santiago, o en las ciudades más importantes del país. En las provincias más pequeñas, normalmente no tienen profesionales con un staff de proyectistas y de estándar ad hoc para desarrollar proyectos importantes de grandes dimensiones, y es porque también existe un sentimiento provinciano, a mi juicio, de creer que en Santiago está todo y es mejor que en provincias. Yo soy curicano, y allá hay una subvaloración en algunos recursos propios, lo que tiene cierta lógica en lo más técnico; entonces cuando converso con ellos, tengo que ser ponderado y cuidadoso porque si yo digo algo relacionado con mi profesión, para ellos es ley. La gente que está más distante de la tecnología tiende dar más a nuestras opiniones. Lo mismo pasa con la medicina y con todas las cosas.
¿Qué significa para usted la AICE desde el punto de vista humano?
La AICE significó la reunión de todos nosotros, el acercamiento entre los colegas no sólo en lo técnico, también se ha logrado importantemente desde el lado humano. Se han generado muchas relaciones de amistad, de cercanía. Ha permitido compatibilizar la técnica a través de las personas, y también a las personas a través de la técnica. Otro logro de la Asociación ha sido la relación entre distintas generaciones con la correspondiente transmisión de experiencias. Además, la revisión estructural, genera una vinculación muy importante entre colegas, en que con las discusiones de distintos temas, se van uniformando criterios y nos vamos superando unos con otros.
Evidentemente, hay ingenieros con distintos perfiles, pero mayoritariamente veo las relaciones personales han permitido acercamiento conceptual, una relación entre los profesionales más cercana, mucho más humana. Personalmente lo siento al ver la cantidad de amigos que he ido generando a través de la AICE porque yo soy muy amistoso y tengo amigos de distintas empresas y lugares del país. Tambien ha permitido un acercamiento entre profesionales de distintas universidades; los de la Chile, los de la Católica, los de la Santa María, y en mi oficina trabajan ingenieros de todas las universidades; eso va rompiendo barreras.
Además, hay un cruce intergeneracional.
Hay unos que son más participativos que otros, pero se genera, y a mí me da un gusto tremendo, porque cuando comencé en esta profesión era joven, y ahora me siento joven. Hoy estoy en la posición que estaban los que yo consideraba mayores y me relaciono de igual a igual con personas que tienen 25 hasta 30 años menos que yo, como pares. La edad desaparece y es súper entretenido, pues cuando hablas con los ingenieros, sobre todo los que son más hábiles, los más experimentados de los jóvenes, es rico porque ellos tienen una visión distinta y te van actualizando, tú te alimentas un poco de ellos también.
En mi oficina, siempre intentamos contratar gente joven, ojalá desde la universidad, ya que los cabros aportan nuevos conocimientos y nos mantenemos al día, sobre todo los manejos tecnológicos que a ellos les son naturales. Es como cuando pasamos de la era de las perillas a la era de los botones y después pasamos de la era de los botones al touch. De repente uno se sorprende de un niño de dos años y sabe prender la tele, bueno simplemente venía programada de fábrica digo yo.
En ese sentido, hay una cuestión también transversal, porque usted habla de los que veía a la distancia, más arriba, que hoy todavía permanecen y también se nutre de los que están abajo.
Exactamente, yo siempre me nutría de los mayores y de repente me di cuenta de que los de los más jóvenes también. Otra cosa que me pasó con la recepción de este premio, es que en la ceremonia varias personas valoraron importantemente en mi la parte humana y eso fue algo tremendamente gratificante: recibir el reconocimiento personal o público tanto de mis amigos y de colegas a quienes yo considero muy destacados con quienes me he relacionado desde hace muchos años, Eso me llena de orgullo, porque nosotros somos personas además de ingenieros, uno tiene que ser primero una buena persona, un buen ser humano y dentro de esa calidad humana, transitar profesionalmente en la vida.
En la vida, tú tienes que hacer bien las cosas, hay que ser honesto, correcto, generoso y muy profesional. Eso es lo que transmito a las generaciones jóvenes tanto en mi oficina como fuera de ella. A todos con quienes me relaciono, siempre les digo eso es lo único que queda. Tú puedes ser brillante, pero si no eres buena persona, no trasciendes”.
Me acuerdo alguna vez que alguien dijo: “él es el mejor alumno, pero es el peor compañero”, entonces, entonces pienso que se puede ser buen profesional y buena persona. Serás bien recibido y llegarás más lejos que otros tal vez también brillantes. Los vimos en el Congreso, muchos de los que expusieron son personas top, dictaron unas charlas fantásticas, personas muy inteligentes, con una trayectoria incuestionable, pero con una sencillez y calidez enorme. Participan y transmiten sus conocimientos con entusiasmo a los más jóvenes.
Las nuevas generaciones y la tecnología
Desde el punto de vista técnico, aprovechando que en el Congreso se habló harto de la inteligencia artificial, del uso de tecnología, ¿usted ve que, por ejemplo, las nuevas generaciones están muy enfocadas en eso?
Sí, yo diría que las nuevas generaciones cada vez tienen más interés en ello. Los jóvenes que están trabajando con los ingenieros que están desarrollando proyectos de la inteligencia artificial. Sus habilidades con la informática, sus conocimientos frescos, más las ganas de aprender son un buen aporte cuando son bien guiados.
Yo conversaba con Rubén Boroschek y me decía que él trabaja en su oficina mayoritariamente con ingenieros muy jóvenes, recién titulados o con muy poca experiencia, con muy buenos resultados.
Su opinión en el foro del congreso apuntaba a eso.
Sí, la inteligencia artificial es para bien y para mal, como todas las herramientas digitales, las redes sociales, como todo. Si la inteligencia artificial es bien conducida y es controlada, maravilloso, los beneficios en muchas áreas son enormes. La simplificación de algunos procesos es enorme. Pero también hay muchos efectos de la inteligencia artificial que son muy negativos, como estafas. Hay en un montón de situaciones en que se usan para engaños. Videos o entrevistas que son falsas que son hechas por la inteligencia artificial.
En la ciencia y en la tecnología, es súper importante el avance, creo que en Chile vamos bien encaminados, seguramente atrás que otros países más de punta, pero también quedó demostrado en el congreso que no tan atrás y hay algunos profesionales chilenos que están muy a la vanguardia.
Pero debe haber una legislación que controle este tema, porque si no, se va a salir de control.
Desde el punto de vista de los diseños, ¿siempre va a ser importante el aporte que puede hacer el ingeniero?
Sí, por supuesto. Yo diría que más bien es fundamental, porque somos los que definimos los requerimientos y procedimientos, analizamos e interpretamos los resultados de los, procesos, estudios, análisis de todo. Nosotros, los ingenieros del área en que trabajamos, hacemos viviendas para vivir, para trabajar, para la salud, para la educación, para los cultos religiosos, trabajamos unos sectores en el área de la producción, de la industria, de la industria liviana, pesada, la minería y todo es para el ser humano, por lo tanto, el objetivo son las personas y la ciencia y la tecnología nos ayudan a lograrlo.
Haciendo una revisión de su trayectoria, ¿hay algo que quiera destacar, algún proyecto, algún avance, algún hito que haya tenido usted?
El avance ha sido permanente. Primero tengo que reconocer que he tenido mucha suerte en haber podido acceder a las opciones que tuve, tal vez tuve la habilidad de tomarlas, de no dejarlas pasar, y saber aprovecharlas. Yo diría que he vivido un constante crecimiento a lo largo del desarrollo de la profesión, con mucho esfuerzo dedicación y pasión.
En mi desarrollo profesional, he tenido la posibilidad de desarrollar una gran variedad de proyectos. Aunque creo que cada proyecto fue muy importante en su oportunidad, si puedo destacar algunos proyectos cómo un hito importante, como por ejemplo: Proyecto Plaza Lyon año 1980; Proyecto Zofri en Iquique, una tenso-estructura, durante el año 1995; Hotel Casino Enjoy de Coquimbo, año 2005; Hospitales de Maipú y La Florida, año 2010; Edificio Génesis, año 2011; Edificio Centro Costanera en Concepción, año 2012; Reparación del Edificio Vista Hipódromo, año 2015 (dañado en el sismo del 2010) y el Edificio Plaza Los Canelos en Concepción, año 2018.
Los edificios antes mencionados son una muestra de los que nos obligaron a trabajar e investigar más de lo común.
Desde su trayectoria y el reconocimiento que recibió, ¿qué mensaje puede dar a la comunidad de los ingenieros estructurales?
Yo les diría a todos que quieran a su profesión, que hagan el trabajo para ellos no para los demás, en el sentido de que lo que queda bueno le queda bueno a uno, lo que queda malo, le queda malo a uno. Hay que ser honesto, trabajador, correcto, transparente, eso queda, eso no se lo lleva nadie. Si uno se equivoca le perdonan los errores, si uno tiene aciertos, no te felicitan tanto, uno recibe más crítica a los errores que felicitaciones a los aciertos. Se da por hecho de que uno no puede equivocarse, porque todos creen que los ingenieros somos cuadrados e infalibles. En resumen yo diría que hay que ser muy profesional, porque es la manera de avanzar, no se te abren nuevas puertas si tú no actúas así. La gente que te contrata, no te contrata porque eres el mejor calculista, el mejor calculista no existe, ellos te contratan porque haces bien tu trabajo, como otros, pero los atiendes bien, deferentemente y completamente confiable para ellos.
Nunca hay que dejar de investigar y estudiar, siempre esforzarse al máximo. Es clave rodearse de buenos profesionales y mejores personas.
¿Está conforme con lo que ha hecho?
Muy conforme con lo que he hecho y agradecido de lo que me ha dado la vida. Siempre he dicho que cuando uno ya ha recorrido un largo camino, y si te das vuelta y miras hacia atrás, y ves muchos trabajos desarrollados y con éxito, quiere decir que no fue en vano el esfuerzo; y siento que mi recorrido en la vida profesional ha sido muy enriquecedor. Yo me doy muy por satisfecho con mis logros.