19 Nov 2020 Opinión: La necesidad de seguir perfeccionando el diseño de estructuras
Por Gonzalo Montalva, presidente de Sochige.
Para hacer una buena ingeniería estructural y geotécnica en el nuestro, que es el país más sísmico del mundo, es necesario comprender la naturaleza del fenómeno sísmico, su inherente variabilidad y los distintos factores que condicionan la intensidad a la que realmente estarán expuestas nuestras estructuras.
Es por ello que hace pocas semanas, con AICE abrimos la posibilidad de acceder al Curso Práctico de Amenaza Sísmica, en el que se trata la base científica de los distintos códigos del mundo y la alternativa más racional que existe hasta el momento para estimar la demanda sísmica en un sitio determinado.
Asimismo, si bien distinguir cuándo es necesario un estudio sitio-específico depende de cada proyecto, del sitio, las fuentes sismogénicas y la importancia de la obra, ciertamente poder especificar el alcance, revisarlo críticamente y utilizar sus resultados para el beneficio técnico y económico del proyecto son competencias deseables para todo ingeniero civil.
De allí que se hace necesario abrir este conocimiento a más ingenieros, tanto nuevos como experimentados, como se vio entre los asistentes.
Un ingeniero estructural entiende su estructura y la diseña en muchos casos no solo para cumplir con un estándar, como nuestras normas, pero para tener un cierto comportamiento frente a solicitaciones extremas. Estas solicitaciones extremas, en nuestro caso, suelen ser terremotos. El ingeniero estructural debería al menos especificar el rango mínimo de periodos para los que necesita la estimación de la demanda, los periodos de retorno de análisis (o la probabilidad de excedencia), qué tipo de registros sintéticos necesita y la cantidad. Por supuesto, revisar críticamente todos los informes asociados a la estructura es algo importante, pero tal vez más en este tipo de informes, pues, dado que la ciencia avanza rápidamente, hay decisiones que se deben tomar y el responsable del proyecto debería velar para que sean las óptimas para el proyecto en particular.
Luego, la demanda sísmica no es igual para dos estructuras distintas ubicadas a pocos cientos de metros una de la otra, aun cuando clasifiquen como el mismo tipo de suelo y zona sísmica de acuerdo a un determinado estándar -prueba de lo anterior hay muchas: Maule 2010 y México 2017 son ejemplos claros-. El ingeniero estructural determina, basado en la física que gobierna el comportamiento de su estructura, si es necesario y qué tipo de estudio sitio-específico se requiere.
En lo personal, creo que fue un curso muy intenso, los participantes se llevaron algunas herramientas concretas y una visión -parcial, por supuesto- de los desarrollos futuros de esta especialidad.
El grupo humano fue muy diverso: ingenieros geotécnicos, geólogos, estructurales dedicados a minería, proyectos industriales, habitacionales y viales son algunos de los que intervinieron. Por otro lado, sus regiones de trabajo van desde Honduras hasta Punta Arenas, por lo que las inquietudes de los participantes fueron igualmente variadas. De los intereses manifestados por los participantes creo se puede destacar la parte más sismológica (cuándo, dónde y hasta qué magnitud de terremotos podemos esperar) y la ligazón entre el resultado de un espectro de amenaza uniforme (fruto de un análisis probabilístico de demanda sísmica) y las prescripciones de normas de diseño.
Si bien hoy el nivel de conocimiento que tenemos entre la ciencia y la ingeniería de los terremotos es alto, prueba de ello son los buenos resultados en grandes eventos recientes, seguimos aprendiendo mucho con cada evento, lo cual nos muestra que hay mucho que perfeccionar aún en nuestra forma de diseñar estructuras. Por ello, pienso que un enfoque más académico, mostrando las brechas de conocimiento, las prácticas correctas y las incorrectas, fue bien valorado por los participantes.
Desde ya, los dejo invitados a futuras versiones del Curso Práctico de Amenaza Sísmica.