29 Jul 2020 Opinión: Despedida a René Lagos Contreras
Por Tomás Guendelman, socio de AICE
Hoy estamos despidiendo a nuestro querido colega y amigo René Lagos quien, conforme a la habitual medición del paso del tiempo, se ha ido muy pronto, pero que, si lo medimos por el volumen de sus logros, lo hizo a una edad avanzada.
Su gran tenacidad, inteligencia superior y personalidad transparente, fue haciéndose visible desde muy temprana edad, destacando como estudiante, profesional, investigador y profesor.
Sus obras están materializadas en Chile, Perú, Ecuador, Estados Unidos, Rumania, Emiratos Árabes Unidos, y en muchos otros lugares del planeta. Es probablemente el ingeniero estructural chileno que ha recibido el mayor número de invitaciones a dictar conferencias en todo el mundo. Sumaba miles de millas cada año en los aviones que lo desplazaban a los lugares a los que era invitado.
Sus diseños estructurales produjeron obras que son verdaderos íconos de los lugares en que se encuentran, destacando en Chile los edificios de mayor envergadura de Sudamérica. Tal vez el más espectacular sea la torre del complejo Costanera Center, con 64 pisos y 300 metros de altura, al igual como lo fue, veinte años antes, el edificio de la CTC, -Telefónica, su nombre actual-, dotado de una estructura innovadora que, por primera vez, superaba la barrera de los 30 pisos.
Pienso que su proyecto más audaz sea la emblemática Cruz del Tercer Milenio, en la ciudad de Coquimbo, por el enorme desafío que imponía su ubicación, las severas dificultades de acceso, los enormes volúmenes de hormigón y las desconocidas dimensiones de sus elementos estructurales.
A las ya nombradas obras, se agregan varios miles de edificios diseñados por su oficina que, a estas alturas, es probablemente la más importante del país.
En el ámbito académico exhibe numerosas publicaciones, siendo quizás la más trascendente, aquella que no alcanzó a ver impresa: The quest for resilience – The Chilean practice in seismic design of reinforced concrete buildings, de la que es su autor principal, acompañado de otros ocho coautores, la que será publicada en breve en la revista Earthquake Spectra, órgano principal del Earthquake Engineering Research Institute, EERI, tras años de rigurosas evaluaciones realizadas por varios de sus distinguidos miembros.
En el ámbito gremial, marcó un punto de inflexión al presidir la Asociación de Ingenieros Civiles Estructurales, AICE, en la que volcó todo su talento y experiencia emprendedora, dotándola de la masa crítica que requería para exhibir el prestigio que hoy ha alcanzado.
Como docente de la Universidad de Chile, su labor fue muy destacada. Sus clases eran auténticos talleres propios de una oficina profesional, en la que sus alumnos hacían uso ilimitado de las instalaciones de René Lagos Engineers, la empresa de la que fue fundador y CEO durante toda su vida, ubicada en un precioso piso 24 de un edificio calculado por ellos mismos.
En el terreno personal, René fue una persona amable, cordial, de fácil trato, pero de firmes posiciones, donde un sí era sí y un no era no, palabras emitidas con un tono de respeto por su interlocutor. No buscaba ventajas indebidas y competía derechamente. En este juego limpio, cobraba gran importancia su reconocido prestigio.
Quiero destacar las múltiples ocasiones en que tuvimos contacto. Se remontan a mediados de la década de 1970, cuando fui su profesor de Análisis Estructural Avanzado; luego, profesor guía de su memoria de título, y más adelante, asesor de su empresa. El año 2013, en mi calidad de Presidente del Instituto de Ingenieros de Chile, tuve el privilegio de entregarle el premio institucional por Acciones Distinguidas y, últimamente, compartir con él y con los restantes coautores, la confección del trabajo próximo a publicarse en la revista de EERI ya mencionada.
René se suma a una triste nómina de distinguidos ingenieros estructurales que partieron mucho más temprano de lo que debían. Entre otros, Nigel Presley, Gary Hart, Joaquín Monge y Rafael Guendelman, fallecidos todos prematura e inesperadamente. Sin embargo, en beneficio de su recuerdo, quedan sus obras.
Todos los que quedamos, iremos envejeciendo.
René, permanecerá siempre joven.