Opinión: La importancia de hacer comunidad

Opinión: La importancia de hacer comunidad

Por María Jesús Aguilar, directora de AICE.

Si no sales de esta cuarentena con un libro leído y una habilidad nueva… ¡¡¡NO importa!!! No nos impongamos metas generales. No porque la gran mayoría pueda o diga que puede, significa que esa también deba ser nuestra meta. Eso solo nos pone más presión por la obligación auto impuesta a hacer más cosas en esta cuarentena.

La realidad es que, tanto empleadores como empleados, hemos estado experimentando con el teletrabajo. Si bien este llegó para quedarse, no significa que no tengamos que hacerle “ajustes al modelo”. 

Recuerdo cuando empezamos a teletrabajar, en los primeros días de marzo, yo lo encontré genial: no tener que trasladarme cada mañana y cada tarde en horario de tráfico, parecía que iba a ganar mucho tiempo, estaba feliz, pero con el correr de las semanas, las cosas cambiaron y no fue tan así como yo me imaginé en un inicio. Se agregaron muchas labores a mi vida que no estaba acostumbrada a realizar, como hacer el aseo, yo solo mantenía la limpieza, pues me ayudaban con eso; cocinar, solo lo hacía los fines de semana (si es que lo hacía). Comer cerca de la oficina con mis compañeros o amigos que trabajan cerca de mi sector era muy agradable y, en mi caso, que no me gusta la cocina, muy cómodo; encargarse de labores familiares, como ayudar a los padres, hacerles las compras, llevarlos al doctor, etc., actividades que ellos ahora no deben hacer solos, porque están dentro de los grupos de riesgo y deben evitar salir. 

Adicionalmente, para el caso de padres de familia, que no solo tienen que ayudar a sus hijos con las tareas, sino que muchas veces también asistir al profesor con la enseñanza, mientras ellos también se acomodan a esta nueva realidad, y muchas otras actividades más que son suficientemente agotadoras como para estresar a cualquier persona. 

Otro punto importante son las actividades relajantes que dejamos de realizar, como ir a visitar a la familia por placer y no por alguna obligación; ir al pasear con la familia; actividades al aire libre con amigos; ir al gimnasio o salir a hacer ejercicio fuera del hogar; juntarse con amigos en un bar; ir a bailar; etc. Tantas otras actividades sociales a las que estábamos acostumbrados y que nos hacían tan bien, tanto para relajarnos como para olvidarnos de los problemas en el trabajo o temas personales. 

En el contexto actual, un trabajador soltero y extrovertido, que trabaja solo desde su pequeño departamento, puede sentir una profunda soledad, mientras que un padre o madre de familia puede estar bajo una intensa presión por cuidar a los hijos, alimentarlos, educarlos, mantener la casa con un relativo orden, debido a que seguramente nos apoderamos de algunos sectores, transformándolos en puestos de trabajo y/o salas de clases. Todo esto en medio de una jornada laboral intensa que no entiende de pandemias. 

Si, además de todo esto, nos presionamos nosotros mismos por cumplir otras expectativas, claramente no será sano en el largo plazo y terminaremos todos agotados, haciendo todo a medias. Por ello, propongo que no seamos tan estrictos ni auto exigentes con nosotros mismos ni con nuestros pares en el trabajo y/o familia en el hogar. Tenemos que tratar de ponernos en los zapatos del compañero que no está rindiendo lo mismo, porque tiene otras preocupaciones además del trabajo. Tenemos que tratar de ayudarnos, entre nosotros, con la familia, con los compañeros, con los vecinos, con los amigos… ¡Hacer comunidad! 

Si no leímos el libro o no aprendimos una habilidad nueva no importa, tampoco importa si la casa quedó o no reluciente, o si los niños perderán o no un semestre de estudio, lo más importante es que nuestra salud mental y la de nuestra familia se mantenga sana. Y darnos el tiempo de hacer o participar en actividades de nuestro interés va en esa línea.

Todos estos meses es lo que precisamente hemos tratado de hacer en AICE: acercarnos en la medida de lo posible a la comunidad, desarrollando temas interesantes de la ingeniería estructural, en la que han ido participando socios y no socios. Con mucha alegría, veo que cientos de colegas nacionales e internacionales han participado en los conversatorios en los que se da una rica instancia de compartir dudas, opiniones y conocimientos técnicos de distinta envergadura. 

Si bien en este tiempo ha sido agotador acostumbrarse a esta nueva rutina, también es cierto que ampliar nuestra comunidad a otras regiones de Chile y otros países de Latinoamérica y varios otros continentes, no habría sido posible sin el cambio de rutinas impuestas por la pandemia y las actividades virtuales que hemos estado realizando para no quedarnos en los laureles, sino que seguir avanzando. Claramente salir de nuestra zona de confort ha sido tan desafiante como provechoso. 

Mientras hacemos los ajustes necesarios a este modelo del teletrabajo y añoramos volver a trabajar presencialmente, los dejo invitados a seguir participando y aportando con su valiosa opinión a los distintos comités que AICE está promoviendo en la medida que sus tiempos y ganas lo permitan.