Patricio Bonelli: “Es difícil lograr un equilibro en seguridad, economía y que la gente acepte el cambio y lo entienda”

Patricio Bonelli: “Es difícil lograr un equilibro en seguridad, economía y que la gente acepte el cambio y lo entienda”

Cuarenta seis años dedicados a la especialidad de la ingeniería estructural y alrededor de dos millones de metros cuadrados calculados construidos y otros dos millones de metros cuadrados revisados, hicieron a Patricio Bonelli Canabes merecedor de ser elegido por sus pares de la Asociación de Ingenieros Civiles Estructurales (AICE) como Ingeniero Destacado 2018.
Titulado de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile en 1972, ese mismo año Bonelli ingresó al Departamento de Obras Civiles de la Universidad Técnica Federico Santa María, llegando a ser profesor titular; después de su retiro en 2014 se ha mantenido en contacto como profesor a media jornada. Al regreso de sus estudios en Inglaterra, donde obtuvo el grado de Master en Ciencias en la Universidad de Londres, comenzó su actividad profesional en lo que es hoy su oficina, Patricio Bonelli & Asociados Ltda.
Casas, edificios de oficinas, educacionales, hospitalarios y puentes, y edificios con aislación basal, en Chile y el extranjero, forman parte de su experiencia. Por eso llaman la atención sus palabras, al consultarle qué significa este reconocimiento entregado por sus colegas de AICE: “Me sorprendí, porque jamás lo esperé”. Y al instante añade que “es algo tremendamente honorífico y por supuesto que me causó una gran alegría. Fue una ocasión grata, me gustó escuchar esas muestras de cariño”, refiriéndose a lo dicho en el XI Congreso Anual AICE 2018, en Puerto Varas, por Rubén Boroschek, quien entregó el reconocimiento, y Tomás Guendelman y Rodolfo Saragoni, quienes pidieron la palabra después.
¿Qué destaca de los ámbitos en los que se ha desempeñado durante su trayectoria?
Como gran parte de mi vida trabajé en la Universidad Santa María, estuve ligado a la investigación y tuve contactos con gente que ha propuesto cambios en la ingeniería en el último siglo, nos conocimos muy de cerca. Eso me ha dado la oportunidad de estar con ellos, invitarlos, vinieron prácticamente todos los grandes nombres de la ingeniería estructural, como Vitelmo Bertero, Mete Sozen, Nigel Priestley, Robert Park, lo que me permitió estar al día y divulgar lo que aprendí.
He participado en algunas comisiones que existen, por ejemplo, hay una sobre diseño en la Cámara Chilena de la Construcción, donde he tenido contacto con ingenieros de grandes empresas de ingeniería en Chile, los conocí y aprendí mucho de ellos.
También a raíz de eso, he estado en seminarios. Lo curioso es que hasta antes del terremoto del 2010 era más conocido fuera de Chile que acá, como en Argentina, Colombia, Ecuador, después empezaron a invitarme en Chile, se produjo un cambio.
A su juicio, ¿qué cambió ahí?
El terremoto ayudó. Creo que tuve un enfoque de la ingeniería distinto. Después del terremoto de 1985 estuve en Illinois con Mete Sozen, con quien conocí el diseño por desplazamientos que condujo al diseño por desempeño, por ejemplo. Cuando empecé a divulgar eso, desde 1988 en adelante, sentí rechazo y oposición por parte de algunos ingenieros.
¿Era un enfoque muy moderno para la época?
Creo que se sintieron tocados, porque el cambio produce dolor. Y el hecho de estarles diciendo que había algo distinto se interpreta como que lo que estamos haciendo ahora no está bien, entonces no gusta mucho. Desde entonces, me he dedicado a divulgar cosas nuevas y poco a poco he ido aprendiendo.
Lo que me gustó fue que algunos notables ingenieros, como Carl Lüders, me han comentado que lo que les gustaba de mí era precisamente ese enfoque conceptual, entonces en ese sentido, fue ver que al fin estos nuevos conceptos eran compartidos. Y algo de eso me dijeron en la ceremonia de premiación, que al parecer, yo no estaba tan equivocado.
De todas maneras, no son ideas mías, son ideas del primer mundo y que he tenido posibilidad de conocerlas y divulgarlas.
Y si en los 80, usted se adelantó y comenzó a hablar de diseño por desempeño, ¿qué se viene para el futuro en términos de ingeniería estructural?
Bueno, no soy futurólogo (risas). Es muy difícil saber lo que va a pasar, pero lo que he visto es que la computación ha tenido un avance increíble y eso permite hacer modelos que pueden representar muy bien la respuesta de un edificio cuando se está moviendo el suelo. Por lo menos, los avances que se han hecho en laboratorio han sido muy buenos y creo que con el tiempo eso va a ir pasando a la práctica, vamos a ir teniendo acceso a software más poderosos y a métodos de análisis y diseño más avanzados.
Y lo otro que está ocurriendo y que viene, son los ensayos a gran escala en laboratorios gigantes, que pueden ensayar un edificio a escala natural sobre una mesa de vibrar y simular el movimiento real del suelo que ocurre durante un terremoto. Ya hay de esos laboratorios en Japón y Estados Unidos. Entonces estamos conociendo un poco más del comportamiento de los edificios, y lo más importante es ver qué pasa en la realidad, ver el resultado de mediciones de edificios que están instrumentados cuando hay un terremoto también es importante. Nosotros no teníamos instrumentados los edificios que se dañaron, entonces no supimos las causas de lo que pasó, hubiera sido bonito que hubiéramos podido registrar eso y haberlo relacionado con los daños. Creo que por ahí va la cosa.
¿Ha sido lenta la instrumentación de edificios en Chile?
Es que estar poniendo instrumentos para registrar un evento que va a ocurrir en 20, 30 años más… a la inmobiliaria no le interesa y a los autores del cálculo tampoco. Y si se instrumenta, es necesario mantener la instrumentación y los equipos y cada vez que se registren temblores interpretar los resultados. Hay unos pocos edificios instrumentados, pero sus resultados son secretos. En los terremotos internacionales que han ocurrido, los últimos en Japón tienen que haber habido mucho edificio instrumentado, pero no he sabido de los resultados de eso.
Actividad científica
Patricio Bonelli ha participado en comité de normas ACI318 y en grupos de trabajo de la Federación Internacional del Hormigón Armado (fib), a nivel internacional, y en Chile en la NCh 430 Hormigón Armado – Requisitos de Diseño y Cálculo, NCh 433 Diseño Sísmico de Edificios, NCh 2369 Diseño Sísmico de Estructuras e Instalaciones Industriales, NCh2745 Análisis y Diseño de Edificios con Aislación Sísmico, y en el Comité de Diseño Sísmico de Edificios de Hormigón Armado y Albañilerías en la CChC y en el Instituto Chileno del Cemento y el Hormigón (ICH).
Asimismo, entre 2012 y 2017 fue presidente de la Asociación Chilena de Sismología e Ingeniería Antisísmica, que como él dice, es una instancia más científica, “que es más lo mío, en lo científico se trata de desarrollar la disciplina, eso ha sido más mi actividad como ingeniero relacionado con estas asociaciones”.
Desde ese punto de vista, “lo que se hace para estar preparado para un sismo es diseñar edificios que no se caigan. Ahora se pretende hacer edificios que no se dañen; eso es difícil, creo que hay algunos mitos ahí, o sea, están ofreciendo edificios que sigan funcionando y eso sí se puede hacer, porque eso no se puede interpretar como que no vaya a haber daño, en un terremoto grande es muy difícil evitar el daño”, explica el ingeniero.
Pero no al nivel de daño que hubo en 2010.
Bueno, lo hemos tratado de evitar con los decretos, eso se modernizó. Con eso se va a poder eliminar un tipo de daño que vimos, pero cada terremoto es una sorpresa, no sabemos qué podría pasar en el próximo, arreglamos algo y puede fallar otra cosa.
En eso estamos trabajando ahora y proponiendo modernizar, tenemos el proyecto de norma de la NCh430, que lo vamos a ver en 2019, pero siempre hay oposición al cambio, entonces cuesta. Estos decretos, sobre todo los primeros en los que yo participé activamente con Boroschek y José Restrepo, fueron rechazados y después los suavizaron, todavía algunos ingenieros dicen que no servían y que eran malos, entonces es difícil lograr un equilibro en seguridad, economía y que la gente acepte el cambio y que lo entienda. Para eso hay que estar activos, conversar, promover.