Rubén Valdebenito: “Arquitectos y especialistas debemos abocarnos a conseguir una respuesta resiliente en todos nuestros proyectos”

Rubén Valdebenito: “Arquitectos y especialistas debemos abocarnos a conseguir una respuesta resiliente en todos nuestros proyectos”

Dada la alta sismicidad de Chile, esta tarea es un objetivo complejo, el cual necesariamente involucra a equipos multidisciplinarios.

El concepto de respuesta sísmica resiliente se puede entender como el proceso creativo y de diseño de un proyecto de arquitectura y especialidades, que incorpora todos los antecedentes y herramientas técnicas que permiten a la edificación, sus habitantes y usuarios mantener o recuperar su funcionalidad después de un evento sísmico severo.

Actualmente, “en nuestra oficina VRA Ingeniería, hemos desarrollado Mapas de Peligro Sísmico y lo que hemos denominado “Mapas de Desempeño” de ciudades completas como Concepción, Viña del Mar y el Gran Santiago. Con esta información tenemos parte de los datos de entrada para no solo pensar en un proyecto resiliente si no que apuntar a una adecuada respuesta sísmica como ciudad, la cual se puede comenzar a planificar desde ahora”, explica Rubén Valdebenito, fundador de VRA.

¿Qué tan integrado está en la actualidad el diseño entre las especialidades de arquitectura e ingeniería?

Actualmente, se observa que en la mayoría de los proyectos el ingeniero recibe una arquitectura bastante avanzada. La altura del edificio y dimensiones de la planta son datos de entrada, probablemente la zona sísmica y tipo de suelo no son variables que consideró el arquitecto, pero en el diseño estructural todos estos datos definirán la respuesta sísmica y la funcionalidad de la edificación después de un sismo severo. Por ejemplo, el nivel de daño (liberación de energía) de una estructura diseñada respetando la norma es completamente distinto si se ubica en Concepción, en suelo D, o si está en Santiago, en suelo B. 

¿Por qué esta integración debería propiciarse?

La sociedad chilena está acostumbrada al buen comportamiento sísmico de nuestras edificaciones y la pérdida de funcionalidad, aunque sea transitoria, no es lo esperado. En contraparte, el avance en la extensión de las zonas urbanas y la consiguiente edificación en altura, implica la utilización de suelos que no generarán la mejor respuesta. Por tanto, expresiones de comportamiento “dúctil” o de liberación de energía controlada (“fallas”) pueden ser a futuro mayores en porcentaje a las que hemos observado hasta el momento.

¿Está hoy la arquitectura dando esa respuesta resiliente?

Actualmente, lo que se busca por parte de arquitectos e ingenieros es desarrollar proyectos que sigan teniendo el buen comportamiento sísmico que se ha observado hasta el momento, cumpliendo la normativa vigente. Después del 27F, la resiliencia sísmica se observó ostensiblemente, pero muchas edificaciones habitacionales e industrias tuvieron interrupciones en su funcionamiento y la tarea a la que debemos abocarnos arquitectos y especialistas es conseguir esta respuesta resiliente “ojalá” en todos nuestros proyectos. 

¿Qué herramientas tienen disponibles los arquitectos para lograrlo?

Considerando la alta sismicidad que tenemos en nuestro país, obtener esta respuesta resiliente es un objetivo que puede llegar a ser complejo y que debe involucrar a equipos multidisciplinarios, en el cual el arquitecto tendrá que ser el “director de orquesta”, para lo cual es necesario que conozca las “partituras” de todos los especialistas. No siendo el experto en cada área (estructuras, instalaciones de todo tipo) debe conocer cuáles son las variables involucradas y cómo afectan a cada especialidad en pos del objetivo. La ubicación geográfica, el tipo de suelo, la altura y forma de la planta de la edificación, entre otras variables, definirán la demanda sísmica y, por tanto, se deben incorporar dentro de la solución arquitectónica óptima. Dependiendo de la funcionalidad requerida, herramientas como la aislación y disipación deben tenerse presente. Por otra parte, la adecuada respuesta sísmica de los elementos no estructurales e instalaciones resulta crucial al momento de mantener la funcionalidad y por tanto se deben coordinar y supervisar adecuadamente.